Hablar de envidia o mal rollo entre hermanos es como adentrarse en un territorio peligroso, ¿verdad? Pero don’t worry, que estamos entre amigos aquí! Así que, vamos a poner todas esas cartas sobre la mesa y explorar un poco esos sentimientos tan humanos que todos hemos experimentado en algún momento.
Imagínate estas escenas típicas en familia: estás tan tranquilo disfrutando de tu último logro, ya sea en el colegio, universidad, en el trabajo… o sin tratarse de logros, simplemente comentas tu última decisión o tu próxima aventura, cuando de repente sientes esa mirada de tu hermano o hermana que podría congelar el mismísimo sol. Sí, esa mirada que te dice todo sin decir absolutamente nada. O aún peor, se anima a hablar. Y no, no es para felicitarte. Es más bien para reprochar o criticar lo que acabas de decir.
Sientes que nada le parece bien, que nunca contarás con su apoyo. Además, estás muy seguro de que comenta esas mismas ideas con el resto de la familia. ¿Pensarán todos igual? ¿Será verdad que me estoy equivocando?
Te voy a contar un secreto. Es una información muy valiosa la que te voy a revelar, pero confío en que sabrás usarla correctamente: cuando esa situación se da y sientes que tu hermano no conecta contigo, ¡tienes que saber que él se siente exactamente igual! Se trata de una frustración compartida, pero digamos que en sentido contrario. ¿Sientes que nunca te apoya? La otra parte puede sentir que no estás pensando en los demás a la hora de tomar tus decisiones. ¿Sientes que siempre te critica? Tu hermano puede estar frustrado porque cree saber qué es lo mejor para ti, y no le permites mostrártelo.
Esta situación puede convertirse en un campo de batalla emocional donde cada uno trata de proteger su territorio, su ego y sus ideales. Es como si estuvieras en una competición constante donde el premio no es otro que el reconocimiento y la aceptación del otro.
¿Mi consejo? No sé si te va a gustar, pero lo que siempre digo es que para recibir, hay que dar primero. Es curioso cómo cambian las personas cuando se sienten valoradas, queridas, aceptadas… Prueba a forzar ese sentimiento en tu hermano. Cuando él te cuente algo, valóralo a tope (no te pases de forzado eh? que puede sentar hasta peor…). Llámalo para preguntar su opinión de vez en cuando. Y tenla en cuenta. Poco a poco puedes modelar vuestra relación, que tu comportamiento afecte al suyo, como si de un espejo se tratara. Quizás no lleguéis a ser íntimos y siempre haya un espacio insalvable entre vosotros, pero siempre será mejor lidiar ante esta situación de mano de la empatía y la amabilidad, que dejarte llevar por la ira y el resentimiento.