Cada vez que cruzas el umbral de una puerta de salida laboral, te golpea un tsunami de emociones. La sensación de desorientación, el miedo a lo desconocido y el peso de la incertidumbre se amalgaman en una mezcla vertiginosa.
Recientemente me he encontrado en la encrucijada del desempleo, forjado por las circunstancias o tal vez, por la volatilidad inherente a cualquier trayectoria profesional. Fue un golpe duro sentir que la estabilidad que había construido se desmoronaba bajo mis pies. Y en ese caos de emociones, surgió la interrogante: ¿es sabio saltar inmediatamente hacia otra oportunidad laboral o necesito ese espacio de introspección y descanso?
Elegir un camino u otro, ya sea la pausa reflexiva o la prisa por encontrar otro trabajo, depende en gran medida de la situación individual de cada persona. No existe un camino mejor que el otro; ambos tienen sus méritos y desafíos. Sin embargo, la sociedad nos insta a seguir adelante sin mirar atrás. Las pausas tanto en época de formación como posteriormente en la vida laboral no son fáciles de explicar y a menudo se relacionan con ideas negativas. Pero, ¿qué hay de la salud mental y emocional? ¿Acaso no merecemos una pausa para reflexionar sobre nuestras metas, nuestras pasiones y nuestras prioridades?
Tomarse un tiempo entre trabajos no implica ociosidad; es un acto de autocompasión y autoevaluación. Es el momento para desenterrar las lecciones aprendidas, para confrontar los errores y las frustraciones, y para rediseñar un futuro laboral más alineado con nuestros valores y aspiraciones. Es el tiempo para reavivar la chispa creativa y explorar caminos que, en la carrera constante del día a día, quedaron sepultados bajo montañas de responsabilidades.
Así que, mientras navego por las aguas turbulentas del desempleo, me permito abrazar la incertidumbre, sabiendo que este periodo de transición es una oportunidad disfrazada. Me tomaré mi tiempo para llorar las pérdidas, para celebrar los logros y para prepararme para el próximo capítulo de mi vida profesional. Porque aunque el camino sea difícil, cada movimiento, cada decisión, es un paso hacia adelante en la búsqueda de la realización personal y profesional.
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